¿Cuál es el coste de permanecer en liquidez en el largo plazo?La liquidez del inversor puede ser adecuada en momentos puntuales, sobre todo cuando tenemos previstos hacer gastos a corto y medio plazo, o bien en una proporción apropiada en relación con la cartera de inversión. Pero, en términos generales, estar en liquidez es la peor decisión que un ahorrador puede llevar a cabo si prevé invertir durante mucho tiempo, es decir, a largo plazo.

 

Factores negativos de la liquidez a largo plazo

En primer lugar, la liquidez es una pésima alternativa para hacer frente a la inflación. ¿Sabías que una cuenta corriente que no genera intereses está viendo menguar su poder adquisitivo continuamente por el efecto de la inflación? Esto ocurre por una razón muy sencilla: por el incremento de los precios sostenido en el tiempo.

“La liquidez es una pésima alternativa para hacer frente a la inflación. ¡Descubre por qué!”

Para ejemplificar esto, supongamos que tenemos en una cuenta corriente un saldo de 1.000 euros. En un entorno económico cuya inflación es del 2%, al cabo de un año el poder de compra de esos 1.000 euros se habrá visto reducido, y el total de bienes y servicios que podremos adquirir será por valor de 980 euros.

Si nos centramos en la inversión a largo plazo, la decisión de optar por la liquidez tiene peores consecuencias con una inflación sostenida en el 2% anual. El poder de compra de esa cuenta corriente con 1.000 euros tendría una capacidad de adquisición equivalente a 817,07 euros dentro de diez años, de 667,61 euros al cabo de veinte años y de 545,48 euros pasados treinta años.

“En liquidez es una decisión que puede llevar al inversor a sufrir desagradables consecuencias en el largo plazo”

La decisión de permanecer en liquidez tiene una connotación negativa, no solo por cómo afecta la inflación a la evolución del poder adquisitivo, sino por el coste de oportunidad que soporta el inversor, es decir, el coste que supondría no realizar la inversión, frente a las diferentes alternativas a su alcance. Es decir, nos arriesgamos a una devaluación de nuestra capacidad de adquisición.

 

¿Cuál es la mejor solución para rentabilizar nuestro dinero?

Una buena alternativa que existe hoy en día, enfocada en el largo plazo, es la renta variable. Es decir, formar parte de la estructura de capital de empresas cotizadas mediante una cartera con una diversificación adecuada, para reducir el riesgo específico de cada valor.

Según el informe “Ibex 35: 1991-2010. Rentabilidad y creación de valor” la rentabilidad media del selectivo bursátil español, el Ibex 35, fue de un 11% anual, si se incluyen los dividendos durante el periodo analizado.

El inversor no debe ignorar esa rentabilidad anualizada del 11%, ya que supone un gran diferencial en el largo plazo a través del interés compuesto. Volviendo al ejemplo de la cuenta corriente con un saldo de 1.000 euros, ¿cuál hubiera sido el coste de oportunidad con una rentabilidad media del 11%?

inversión

Con un 11% anual, a los cinco años de comenzar a invertir esos 1.000 euros, la inversión estaría valorada en 1.685 euros. Pasados diez años, el valor se habría incrementado hasta los 2.839,42 euros y, después de veinte años, el interés compuesto nos llevaría a una valoración de 8.062,31 euros, lo que supone una rentabilidad acumulada del 706,2%. Menudo cambio, ¿verdad?

Como vemos, estar en liquidez es una decisión que puede llevar al inversor a sufrir desagradables consecuencias en el largo plazo, pues la inflación hace menguar paulatinamente su capacidad de compra. En especial, se somete al coste de oportunidad que reflejan las diferentes alternativas de inversión y, sobre todo, al coste de oportunidad de exposición a la renta variable a largo plazo.

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