El galimatías del petroleo (Parte II)

La extracción de petróleo mediante fracking crea un nuevo equilibrio mundial

En el post anterior  nos preguntábamos qué ha producido el colapso de los precios en los meses de noviembre y diciembre. La respuesta oficial es una crisis de oferta, suficiente para entender el porqué, pero no para comprender por qué ahora. Y aquí pido la indulgencia del lector, pues entramos en el mundo de las teorías conspiratorias de los grandes productores. Aunque hay varias hipótesis, las he agrupado en tres corrientes no necesariamente excluyentes.

Intento de frenar el desarrollo de los “no convencionales”

Es la más extendida. Defiende que los países del Golfo, que cuentan con casi la mitad de las reservas mundiales de petróleo y cuyo coste de extracción es de los más bajos (unos 5 dólares) están detrás de la bajada del precio, buscando dejar fuera de combate a nuevos productores “no convencionales”. En noviembre, en la reunión del cártel de la OPEP, los países del Golfo se negaron a recortar la producción y el precio entró en caída libre. Con un barril por debajo de los 50 dólares se han paralizado los nuevos proyectos de fracking en numerosos países. Hasta en España se han hecho pruebas en Jaén.

Sin embargo, algunos expertos apuntan que Arabia Saudí jamás osaría atacar frontalmente a su gran aliado Estados Unidos, principal productor de shale-gas y shale-oil. Y aquí entra en juego una segunda teoría conspirativa.

“Los países del Golfo se negaron a recortar la producción y el precio entró en caída libre”

Intento por evitar nuevas explotaciones “convencionales” y “no convencionales”

Esta segunda teoría, defendida por otros productores convencionales, con Venezuela como principal vocero, acusa a los países del Golfo y a EE. UU. de haber establecido un contubernio. Según esta teoría conspiratoria, pretenderían evitar no sólo nuevas explotaciones “no convencionales”, sino también otras “convencionales” que por realizarse en zonas poco accesibles son igualmente costosas y, por tanto, no rentables con un precio por debajo de los 65 dólares.

Los defensores de esta teoría consideran que EE. UU. ya ha acometido buena parte de sus inversiones y, sobre todo, ha desarrollado la tecnología de fracking gracias al largo periodo de siete años de precios altos. Para ello habría contado con el permiso de los poderosos productores del Golfo. Pero ahora sería el momento de cerrar el grifo a nuevos competidores.

Por otro lado, muchas compañías petrolíferas han empezado a anunciar que paran inversiones que estaban acometiendo en busca de nuevos pozos, especialmente offshore (en el mar).

Además, un barril barato daña a cuatro grandes competidores: Venezuela, Rusia, Irán e Irak, que precisan precios altos para mantener su pesada estructura oficial y las numerosas ayudas públicas. Los motivos alegados por estos países son económicos, ya que reducen su capacidad para desarrollar nuevas inversiones. Sin embargo, acusan a los países del Golfo y EE. UU. de perjudicarles sobre todo por motivos políticos.

Con conspiración o sin ella, la realidad es que la bajada del barril ha provocado los tres efectos:

  1. Paraliza nuevos proyectos “no convencionales”.
  2. Paraliza nuevos proyectos “convencionales offshore”.
  3. Está colocando a Venezuela, Rusia, Irán e Irak en una situación económica delicada.

Intento por evitar nuevas fuentes de energía

En esta tercera línea conspirativa la pelea no es entre productores sino entre diversas energías. Las renovables están ganando terreno a las fuentes fósiles, especialmente en la producción de electricidad, donde el gas está quedando relegado. Pero también los biocombustibles amenazan con mermar entre un 5- 10% el mercado de las gasolinas. Pero las energías renovables tienen, igualmente, su talón de Aquiles en el precio. Considerablemente subvencionadas, los Estados no pueden aguantar en sus presupuestos o en las tarifas de sus ciudadanos un sobrecoste por mantenerlas. Si el petróleo baja de precio, no tendrán sentido, al menos desde el punto de vista económico.

“Estamos ante uno de esos avances tecnológicos que cambian el curso de la historia económica”

Desenlace al galimatías del petróleo

Nadie pone en duda que EE. UU. y otros productores de fósiles “no convencionales” han llegado al mercado para quedarse y contarán en el nuevo tablero mundial. Estamos ante uno de esos avances tecnológicos que cambian el curso de la historia económica. El fracking ha permitido acceder a petróleo y gas inaccesibles hace tan sólo unos años, aumentando las reservas mundiales. La resultante es obvia: a más oferta, menos precio. Es la ley del mercado, incluso de uno tan intervenido como el del petróleo.

Los expertos señalan que esta evidencia exigirá nuevos equilibrios en los precios que deberían vislumbrarse en los próximos meses. Y aquí hay todo tipo de conjeturas. Desde la OPEP ya barren para casa y declaran que ante la paralización de los nuevos proyectos el barril volverá a subir, y, esta vez, hasta los 200 dólares.

Podría ser, pero parece más una bravuconada que una posibilidad cierta. A esos precios se reactivarían todos los proyectos paralizados y la guerra volvería a producirse.

Además, Estados Unidos ha dejado de comprar gas en el mercado internacional y reducirá paulatinamente sus compras de petróleo en el exterior. Si es capaz de sostener su crecimiento económico sin tener que recurrir a países terceros, ya no le preocupará la cotización internacional. De hecho, el precio de su gas, que vende internamente, es un tercio del de otros países productores. Con el petróleo pasará lo mismo, por lo que el precio deberá ajustarse a la baja.

Por eso, una corriente mayoritaria de analistas no cree que se vuelva a colocar el barril en el entorno de los 100 dólares. Pero esto no significa que no haya episodios que lo hagan fluctuar por encima de ese umbral.

El tiempo lo dirá.

Juan Ferrari San Juan

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