Los 7 errores más comunes sobre la jubilaciónFue el político y militar romano Cayo Mario quien, en tiempos de la República, se convirtió en el padre de grandes reformas en el seno del ejército, entre las cuales se incluye la jubilación. Una pensión a los 45 años para los soldados retirados y una porción de tierra en zona conquistada para el resto de sus días.

España tuvo que esperar hasta 1919 para que el gobierno de la época creara el primer sistema público de pensiones. Se fijó la edad de retiro en los 65 años y se estableció, ¡atención!, una pensión de una peseta diaria. 

“El panorama de la jubilación no invita a ser optimista…”

Lógicamente, un siglo después, las cosas han cambiado mucho. Sabemos que viviremos más años, pero también que la bolsa de gente en edad de trabajar es mucho menor. Si le añadimos que hay que pagar la pensión a un número mayor de jubilados y con prestaciones más altas, el panorama no invita a ser optimista.

Falsas creencias sobre la jubilación

Sin embargo, muchos jóvenes y no tan jóvenes contemplan la etapa del retiro con cierta distancia y despreocupación y, en algunos casos, con una mochila llena de tópicos. Aquí van algunas de las falsas creencias que circulan por ahí:

“Descubre los 7 errores más comunes sobre la jubilación”

  1. Un error de base: solemos creer que la preocupación por la jubilación llega a medida que cumplimos años. ¡Y debería ser al revés! Cuanto más joven, más tiempo tenemos para ahorrar y para pensar en planificar un futuro mejor.
  2. Otra falsa creencia es pensar que cuando nos jubilemos necesitaremos menos dinero. Y puede ser justo a la inversa. Probablemente nuestra lista de gastos habituales tras el retiro puede crecer por tener familiares a nuestro cargo como nuestros padres, ayudas a los hijos, gastos que ya no nos cubrirá el Estado…
  3. No solemos tener en cuenta las consecuencias del paso del tiempo. A nadie le gusta imaginar que deberemos asumir hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas y tratamientos médicos tan necesarios como inesperados. En este sentido, más vale prevenir que curar y anticiparse para asegurar la propia salud y la de los nuestros.
  4. Un incremento de la esperanza de vida significa que tendremos más años por delante y, por lo tanto, más tiempo libre y, en consecuencia, probablemente, un mayor gasto en ocio (restaurantes, viajes, cultura, etc.). ¡Una inversión extra que podemos contrarrestar si actuamos con previsión en nuestra jubilación!
  5. Un pensamiento que no por ser muy común deja de estar equivocado. ¿Cuántas veces escuchamos eso de… “¡Total, para lo que me va a quedar de pensión!”? Ese es precisamente un motivo capital para no dejarse llevar por la resignación y empezar a ahorrar cuanto antes. Por ejemplo, diversificando nuestro ahorro.
  6. Según datos del Ministerio de Empleo, hay poco más de diecinueve millones de trabajadores para cubrir las pensiones de ocho millones y medio de personas. Es decir, por cada pensionista hay poco más de dos cotizantes que ven como sus sueldos son cada vez más bajos. Si se mantiene esa media, nadie nos garantiza una pensión digna en el futuro. ¡Hay que actuar!
  7. De momento, la mayoría de personas llegan a la jubilación con una calidad de vida media más que aceptable, pero las previsiones económicas no auguran un futuro alentador. Se prevé que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, conocido popularmente como la “hucha de las pensiones”, se vacíe en un par de años, debido a las dificultades para reducir el déficit estructural.

¿Qué conclusiones podemos extraer de la jubilación?

En definitiva, está claro que no hay que esperar a que pasen los años para pensar en la jubilación. No necesariamente vamos a precisar menos dinero. Ya hemos visto que pueden surgir atenciones médicas imprevistas. Ojalá tengamos tiempo para gastarlo en nuestro ocio, ¡pero hay que tenerlo en cuenta! No podemos resignarnos simplemente con lo poco que nos deje el retiro ni calcular nuestra pensión en función de la población activa. Y sobre todo, y como decía JFK: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”. O mejor, por ti mismo.

Por eso, cuanto más joven, más años tendrás por delante para ahorrar y asegurarte un buen retiro. Y durante las diferentes etapas de tu vida, lo más seguro es estar acompañado por un profesional de confianza que te guíe y te apoye para tomar las decisiones financieras que más se adecuen a tus objetivos y, así, garantizarte un futuro mejor. ¡Ponte en marcha!

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