Si algo caracteriza a los mercados bursátiles durante la crisis es la extrema volatilidad, con fuertes bajadas y subidas. Esta situación puede, al contrario de lo que solemos pensar, convertirse en una gran oportunidad para cualquier ahorrador. El riesgo consiste en que, sin un correcto asesoramiento, estos altibajos podrían llegar a asustar a los ahorradores en renta variable, cuando en realidad lo que se debería hacer es aprovechar el momento para invertir con una estrategia adecuada que nos permita beneficiarnos a largo plazo de estas fluctuaciones.

Como asesores financieros, creemos que la forma más adecuada de invertir a largo plazo el ahorro que se genera de forma regular es en renta variable, de forma gradual mediante aportaciones periódicas, a través de lo que en Banco Mediolanum llamamos Plan de Acumulación de Capital (PAC).

La mecánica es sencilla: una inversión regular de la misma cantidad de dinero a lo largo de los años. De esta manera estaremos invirtiendo en diferentes escenarios de mercado. Así optimizaremos la rentabilidad total y, a la larga, podremos incluso transformar en positivo el resultado de inversiones efectuadas en momentos de bajada, por tanto, al final conseguiremos haber invertido al mejor “precio medio ponderado”.

No es tan importante la cantidad invertida como la periodicidad (por ejemplo mensual) y la constancia en las aportaciones. Otras ventajas de este método son que:

– Permite planificar el ahorro futuro de forma automática, se decide una sola vez y se ahorra tiempo y energía.

– Ahorras y creas capital al mismo tiempo.

– Quién invierte todo de una vez tiene más posibilidades de equivocarse que de acertar.

Pero veamos un ejemplo de cómo funciona el PAC. Imaginemos a un ahorrador que cada año durante 4 años puede ahorrar 100 euros anuales y decide que, como es un ahorro para el largo plazo, los invertirá mediante el sistema PAC en un fondo de inversión.

El primer año, cuando invierte, la participación del fondo vale 100 euros, por lo que puede comprar una. El segundo año la participación vale 200 euros, así que compra media. El tercer año el fondo ha bajado y las participaciones cuestan 50 euros, por lo que puede comprar dos. El último año las participaciones del fondo vuelven a valer 100 euros, por lo que nuestro ahorrador puede comprar una.

Al final del los cuatro años nuestro ahorrador tiene un total de 450 euros ahorrados, porque ha comprado un total de 4,5 participaciones que valen 100 euros cada una. Gracias al PAC, el ahorrador ha obtenido un beneficio a pesar de que el precio de la participación al final del plazo en el que ha ahorrado es el mismo que cuando empezó: 100 euros. Si solo hubiese invertido una vez, la primera, se habría quedado igual, como ha invertido periódicamente ha ganado 50 euros, lo que supone un 12,5% sobre los 400 euros que ha invertido.

Nuestro ahorrador finalmente ha cumplido dos objetivos con el PAC: por un lado ha rentabilizado su ahorro beneficiándose de las fluctuaciones de los mercados al haber comprado de forma regular. Por otro, ha generado un ahorro de 450€ en 4 años gracias a sus aportaciones periódicas, incluso a pensar de que cada año podía ahorrar únicamente 100 euros. ¡Los beneficios del PAC!

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