Reflexiones incómodas sobre la jubilación

Hablar del futuro de las pensiones siempre me causa respeto. Es frecuente ideologizar el debate entre acérrimos del sistema público, que niegan cualquier fractura, y detractores de este, que auguran un futuro desastroso. Como periodista, me compete presentar la realidad y, para eso, solo puedo exponer algunos datos incuestionables. Luego, que cada uno extraiga sus propias conclusiones.

Antes, expliquemos los modelos de protección social frente a la vejez. Básicamente son dos: el de capitalización, en el que cada trabajador realiza aportaciones a una hucha particular a lo largo de toda su vida y, tras la jubilación, recupera el capital más los intereses generados; y el de reparto, por el cual los jubilados cobran su pensión gracias a las aportaciones al sistema de los trabajadores en activo.

“Primera máxima para que aguante la Seguridad Social: no solo más trabajadores en el mercado, sino que en su conjunto aporten más dinero.”

El sistema público europeo, y español, es de reparto. Es decir: los trabajadores de hoy están pagando la pensión a los mayores de 65 años actuales. La eterna duda, es la de conocer cuántos cotizantes a la Seguridad Social  se precisan por jubilado. A mediados del siglo pasado, se consideraba ideal que por cada pensionista hubiese tres trabajadores para costear su pensión.

Veamos el presente de las jubilaciones

  1. En 2014, el ratio de trabajadores por pensionista fue de 1,75, lo que significa que cada trabajador tuvo que aportar a la Seguridad Social algo más de 570 euros al mes. Hoy hay 16,7 millones de trabajadores y 9,1 millones de jubilados con una pensión media de 1.000 euros al mes.
  2. Los pensionistas nuevos tienen de media una pensión de 1.041 euros al mes y los que se dan de baja (por defunción), una pensión promedio de 831 euros. Es decir, los nuevos pensionistas precisan más dinero…
  3. Sin embargo, los trabajadores que se incorporan al mercado laboral cobran menos (puede que un tercio de los que ahora se jubilan) y, por tanto, su aportación a la Seguridad .Social. es muy inferior.

Todo ello explica que, a pesar de que en 2014 hubo de media anual unos 260.000 cotizantes más (un crecimiento del 2,55%), los ingresos totales se redujeron un 1,72%. Con lo cual, el dinero que aportaron los 16,77 millones de afiliados fue menor en 2014 que en 2013, a pesar de que su número fue superior. Y la Seguridad Social volvió a tener un  déficit (de 15.000 millones de euros), que ha tenido que ser financiado con un fondo creado en los años buenos y que ha mermado en 34.000 millones durante la crisis.

Primera máxima para que la Seguridad Social siga a flote: no solo hace falta que haya más trabajadores en el mercado, sino que en su conjunto aporten más dinero. Y eso, de momento, no está ocurriendo.

Veamos el futuro de las jubilaciones

  1. Los pensionistas, afortunadamente, viven más. La esperanza de vida ha pasado de los 74,1 años en 1993 (hombres) a los 80 años en 2013 y de los 81,2 años (mujeres) a los 85 años. Y puesto que la pensión es vitalicia, hay muchas más mensualidades que abonar por jubilado.
  2. El baby boom está haciendo su aparición. En 2014, de cada 100 españoles, 18 (un total de 9 millones) superaban los 65 años; en 2029 serán 25 de cada 100 (11,3 millones en cifras reales) y en 2060 el porcentaje llegará a 40 de cada 100 (16 millones de mayores de 65 años).
  3. Por el contrario, el número de habitantes descenderá por las caídas de natalidad que vienen sucediéndose desde los años ochenta. Se calcula que en España habrá 45,5 millones de habitantes en 40 millones en 2060.

Eso respecto a la población. Pero… ¿y el trabajo? Cabe recordar que quienes pagan las pensiones son los que tienen empleo. Hagamos un cálculo fácil. Si quisiéramos colocarnos en un ratio seguro de 2 trabajadores por pensionista, en 2030 deberíamos contar con 22,5 millones de trabajadores y en 2060 con 32 millones, si queremos mantener los niveles de pensiones actuales. No habrá suficiente población para alcanzar esas cifras, aunque se podrían cubrir esos empleos con inmigrantes. Sin embargo, ¿será capaz la economía española de generar tal ingente cantidad de empleos?

“Segunda máxima para que aguante la Seguridad Social: será preciso generar millones de empleos de calidad en los próximos años.”

Segunda máxima para que aguante la Seguridad Social: será preciso generar millones de empleos de calidad en los próximos años.

Veamos qué se está haciendo

Hace años, el Parlamento español creó el Pacto de Toledo, una comisión en la que se analiza la evolución del sistema de la Seguridad Social y se negocian medidas para evitar su quiebra. La Seguridad Social cuenta con un sumando (lo que aportan los trabajadores) y un restando (lo que reciben los pensionistas), por lo que las propuestas del Pacto de Toledo van siempre en la misma dirección: aumentar los ingresos (con un campo de acción muy limitado no hay nuevos empleos) y reducir los gastos (rebajando la pensión media). Todo lo anterior se propone sin importar el color del Gobierno que aprueba la reforma.

Pero no se limita solo a eso. Desde la pasada década de los noventa, el Pacto de Toledo abogó por generar una pensión complementaria con entidades privadas (basada en sistemas de capitalización) ante la evidencia de los datos expuestos. A tal fin se ha fomentado la aparición de planes, fondos o seguros de pensiones que el Gobierno favorece con desgravaciones fiscales. Se pretende animar a los españoles a generar su propio colchón para poder tener una jubilación sin sobresaltos. Y se invita a que se inicie lo antes posible, pues no sirve acordarse de santa Bárbara cuando truena.

Cada cual que saque sus propias conclusiones.

Juan Ferrari San Juan

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