riesgo

En las últimas semanas se ha hablado bastante sobre la decisión del Banco Central Europeo (BCE)  de mantener los tipos de interés en el 0,5%. Esta cifra es la más baja de la historia y, según adelantaron los rectores de la política monetaria comunitaria, esta situación se mantendrá así durante algún tiempo. Este concepto económico hace referencia a la tasa que paga un prestatario por el uso del dinero que toma prestado de un prestador. En el caso que nos ocupa, el prestador sería el Banco Central junto con los respectivos bancos centrales nacionales, y los prestatarios serían las diferentes entidades bancarias.

La opción de mantener bajo el precio del dinero es una herramienta que tiene una repercusión positiva en los grandes números de la economía y supone una de las pocas armas que la política monetaria aún puede esgrimir ante la aparente independencia de los mercados. En los grandes números, la rebaja de los tipos de interés facilita el acceso de las empresas al crédito y, por lo tanto, impulsa un aumento de la inversión y les ayuda a su desarrollo. No es poca cosa, ya que la inversión es uno de los combustibles fundamentales del crecimiento económico y la principal forma de impulsar la creación de empleo. Otro efecto macroeconómico de unos tipos de interés bajos es la activación del consumo.

Y ¿para la gente de a pie? ¿De qué manera afecta a los ahorradores? La más directa es el mantenimiento del Euribor, la principal referencia que marca el incremento o descenso de las cuotas de las hipotecas. Mantener los tipos bajos supone un abaratamiento de las hipotecas . Según los expertos, una hipoteca de 120.000 euros a 20 años a la que le corresponda revisión anual experimentará una bajada de la cuota mensual de unos 30,1 euros, lo que supondría una rebaja anual de unos 361,02 euros. Aumenta, por lo tanto la capacidad de ahorro de las familias.

Pero no todo son buenas noticias. Un tipo de interés bajo, es decir un dinero barato también se traduce en una menor rentabilidad del ahorro invertido en productos bancarios como los depósitos. Los ahorradores que hayan optado por este tipo de productos bancarios, podrán ver mermada su rentabilidad o, en el mejor de los casos, congelada. Hay que tener en cuenta que actualmente este tipo de productos ofrecen rentabilidades raramente superiores al 2% por lo que una bajada de los intereses sumada a la inflación supone una pérdida real de poder adquisitivo.

En este contexto, en el que, para los hipotecados, crece la capacidad de ahorro y baja la rentabilidad de productos como los depósitos, es muy importante la planificación financiera, que permite elaborar una correcta distribución de los ahorros y una adecuada combinación de soluciones. En ese sentido, Banco Mediolanum, a través de su equipo de más de 600 Consultores de Banca Personal ofrece un amplio abanico de opciones que van desde los fondos más conservadores a los fondos de renta variable global, pasando por los fondos mixtos o los que reparten rentas periódicas.

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